Matiza sus ansias dibujando
una línea. Anuda los dedos al lápiz, es el principio sin futuro cierto. Dentro
le hierven las ganas por sacar a flote las espinas erigidas en monumentos de
barro y paja. Cuando llega al extremo izquierdo del papel sube dejándose llevar
por la emoción. En sus ojos se muestra la cadena, el círculo, la rueda, la
noria de un destino truncado, roto, maltrecho. Piensa si es necesario seguir y
se detiene, la impulsividad le desborda, el sentimiento sigue en alza. Perfila
y se detiene en la derecha, sin unir los extremos eleva el grafito en el
espacio vacío y comienza a exudar su mal. Líneas que se unen y separan. Líneas
que se persiguen y suceden. Líneas que se abrazan, aman y sostienen. Formas
asimétricas que danzan unidas, sentidos abiertos, fusión de momentos, calor,
pasión, sueños rotos. El mundo se abre, el sol resplandece, pero llueve en sus
ojos. Las lágrimas recorren montes y le hacen levitar. No quiere que sus
figuras levanten los pies del suelo, y los inclina el uno contra el otro.
Respira al verlo, sonríe emocionado. No hay vuelta atrás, piensa, y uniendo el
final con el principio establece una continuidad que le embelesa. El fuego de
su Alma cesa al dibujar en el papel, desecha los recuerdos vanos. Se queda detenido en la mirada y firma con su nombre
en memoria del día. Aun confía en el amor, ella se lo enseñó, el Tango le abrió
camino.
Mes de Noviembre
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