Hago que leo cuando voy sentado en el metro, para que se me pase rápido el tiempo, evitando el contacto con el de al lado. Pero aquel día, en el que sus ojos azules se cruzaron con los míos creí que todo cambiaría. Ella rompió mi intimidad, rubia teñida, perfectamente maquillada, pómulos sonrojados, diosa del firmamento. Yo tirado, con los pantalones raídos, las bambas llenas de manchas, suelas desgastadas y sin peinar. Menos mal que me he quitado las gafas, pensé. Hasta que el de al lado sonrió diciéndome que era la imagen de una modelo anunciando un refresco.
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Con este micro participo en el concurso.
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