Aquí va la continuación de letras derivadas de la inspiración que me sobrevino al ojear las fotografías de José Luís Rafael en el blog de Luisa Hurtado. Vosotros diréis... si no mirad en su blog aquí.
Rebelión
Colgué el adiós del ayer, las
palabras huecas que dejé volar, ese aliento espantoso que acabó por aborrecer
tu presencia, la falta de sinceridad entre nosotros, los pantalones raídos que
utilizabas para las fiestas sociales, y el olor a axila que tanto te encantaba.
Los pintores siempre fueron los artistas de sus obras e intentan por todos los
medios deslumbrar al público manejándonos a su antojo. Mañana tendrá que
comenzar de nuevo, me marcho de este lienzo por abuso.
El pecado de dos
Dice la historia que tres
cerditos colgaron de sus respectivas perchas aquello que no querían. El primero
colgó su afán de ser más, desprendiéndose de esa sensación que tantas veces le
había aportado subirse a las nubes. El segundo colgó el pesimismo y habilitó en
su escala de valores posiciones más notables, no tan sobrias. El tercero más
listo había dejado que los otros colgaran, y se limitó a dejar unos harapos
viejos. Los otros dos cerditos quedándose estupefactos se acercaron al mayor
preguntándole porqué había dejado eso. De sus ojos salieron destellos de
gloria, y en su postura humilde les dijo que esos trapos sucios y mal olientes
eran eso, trapos sucios. Ninguno de los otros dos entendió la lección y
recuperaron sus virtudes, engrandeciéndose. El tercer cerdito los dejó por
imposibles.
Dos días más tarde los dos
cerditos disfrazados de cordero se los comió el lobo.
Cambio de tesitura
Las cuatro perchas se quedaron a
medias a la espera que alguien se dignara a colgar algo en sus lomos. Nunca
tuvieron el privilegio, porque todo aquel que las tocaba se volvía justo. Al
final quedaron para exposición en un museo de objetos insólitos, por si acaso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario