Parque temático
Un día de verano, a las tantas, venía de
tomar unas copas, un poco despistado por cierto, cuando llegué al portal creí
haberme equivocado. Una bandera pirata ondeaba en la puerta de la vecina de los
bajos. ¡Otra vez con sus excentricidades¡, solté. Ella abrió la puerta tan
cauta como siempre y me recriminó que era un mal vecino. Que llevaba la
comunidad a la deriva, y que debíamos de cambiar de presidente. Cuando subas
ándate con ojo. Señora, acate las consecuencias, ahora soy yo quien lleva el
timón. Ya tendremos tiempo de hablar, y me aventuré en subir los peldaños para desahogarme
a la vez que pensaba, ¡estás loco!, quedan aproximadamente unos setecientos
escalones delante de ti. Cogí al toro por los cuernos y comencé la marcha.
Al llegar al primer piso sentí a los corsarios
salir de sus respectivas casas, empuñando grandes dagas. Se limitaron a mirarme
de reojo. ¿No es tiempo de carnaval?, les dije, y continué. En el segundo una
espesa selva tropical comenzó a abrirse entre los escalones. En el piso cuarto,
ruidos de animales exóticos me sorprendieron, pasos de aborígenes aparecieron
impresos en el suelo, lianas, incluso estalló una tormenta. Subí tan rápido
como pude, hasta el duodécimo piso. En el último peldaño me esperaba pata de
palo (el del segundo).
-¡Ostras! ¿y esto?,-
le pregunté.- Estuvo observándome durante más de dos minutos, hasta que
pronunció mi nombre: Joel.
-¿Qué quieres?, ¿Qué es
todo esto?.
-Que el parque
temático se haga en nuestra ciudad, - contestó -. En estos tiempos de crisis…
Desde entonces soy Simbad el marino
(porque llevo el timón de la idea), hacemos cosas temáticas. Hemos pasado a ser
el centro de atención del barrio. Nuestra vida ha cambiado, el ayuntamiento ha
aprobado la reforma de la fachada que tanto nos costó conseguir, hemos hecho un
calendario semidesnudos, tenemos parada en el mercado, y vendemos lo que
producimos, gorros, gafas etc… todo temático. Estamos pensando exportar la
idea, con derechos. Ahora todo el mundo nos apoya, dicen que somos la nueva
generación de empresarios. Y vamos a por todas.
Esta vez con menos tiempo del esperado, pero he hecho el intento. Debía aparecer Simbad por ahí. No se, al menos he disfrutado escribiéndolo.
En la biblioteca encantada van a tener a Marcos Calveiro para hablarnos de un libro repleto de nostalgias, sueños y
aventuras, escrito con un cuidado y un cariño exquisitos, lleva por título
"Sari, soñador de los mares" y recupera a un personaje que parece haber sido
ligeramente olvidado por los niños, pero que siempre ha poblado las aventuras
imaginarias de buena parte de la población mundial, Simbad el Marino.
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