Un cachito de cielo
Eran las cinco de la tarde, y las tijeras estaban esparcidas
encima de la mesa, junto a la cola, los pinceles y el papel. El collage lo
había recién acabado. Un trabajo perfecto, le dije alegre al ver su
creatividad. Colores llamativos adornaban el centro, azul celeste, blanco,
verde y amarillo… un aire melancólico me transportó a mi niñez. Él al verme
pensativo me llamó la atención llamándome, mamá. Entonces reaccioné. Le miré
confundido, descolocado, a punto de llorar. Contuve las lágrimas todo lo que pude,
hasta que desbordé el río, mojándome los cráteres de la barbilla. Desde lo más
elevado de las cimas caí en picado, sobrevolando la cumbre de las nubes. Él no
apartó ni un instante su mirada, se limitó a sonreír, acercándose me beso en la
mejilla. No llores papá, yo también vivo esa ausencia. Pero ella me dijo que
cuando faltara, solo tenía que mirar al cielo y que estaría siempre por mí.
Entonces entendí, el porqué encontré un cachito de cielo entre los papeles
llenos de cola. Miré a mi hijo con la duda y me asomé a la ventana. Un pedacito
de vacío como la noche se abría alrededor del cielo azul, perfectamente
recortado, junto a una nube blanca. Ahora ya estamos todos, formuló desde su
inocencia. Abrazados pasaron los minutos.
Desde entonces con la nueva idea, hemos hecho un cuadro de
flores como a ella le gustaban.
Este dibujo ha sido creado por Sara Lew,
para este microrrelato que escribí hace unas semanas. Especialmente me emociona por dos cosas, una por la creatividad ilustradora y esa capacidad de transmitir a través del dibujo imágenes que traspasan las fronteras de las letras. La otra es que realza el texto fusionándolo hasta formar una sola creación.
Tengo que quitarme el sombrero no solo por la gratitud de este pequeño encuentro entre mis palabras y su creación, sino también porque en esta colaboración (especialmente de Sara Lew), recojo inspiración. Lo escribí pensando en la inocencia que tiene un niño y como ve el mundo.
No tengo otra que decir que me encanta, felicitando a Sara Lew y animándoos a que os paséis por su blog, lleno de magia, encanto, ilustraciones y muy buenos microrrelatos.
Es un relato muy bello y emotivo, Francisco.
ResponderEliminarGracias por tus palabras. Ha sido una alegría colaborar contigo.
Un abrazo.
Que te digo que no te haya dicho. Pues que es maravilloso compartir letras, sensaciones e ilustración. Cada vez que lo veo me gusta más.
EliminarSara tienes una muy buena mano, nunca te canses de ilustrar.
Un abrazo
Tremendo, conmovedor. Mucha sensibilidad hay en este relato. Me encantó.
ResponderEliminarY Sara que, como buena ilustradora y cuentista, ha recogido el guante tan maravillosamente y es verdad, es una obra única.
Felicitaciones para los dos!
Abrazos van
Buenos días Sandra. Me encanta verte por aquí, y más con estas palabras que me resultan mágicas. Cuando escribes algo intentas plasmar lo que te conmueve, a veces es difícil y otras no lo consigues. El caso es que después de haberlo escrito pensé que no era demasiado acertado. Ahora con la ilustración de Sara estoy la mar de contento, es todo un regalo.
EliminarUn fuerte abrazo desde España.
Sara siempre sabe captar la esencia de los micros. Trabaja de forma muy visual y sus imagenes llegan enseguida, igual que la sensibilidad y la emotividad de tu texto, Ponfiel.
ResponderEliminarUn abrazo para este par de colaboradores que han sabido bailar al unísono.
Laura a ver si me pongo y escribo en triple c sobre tu dibujo, que por cierto es bastante inspirador. Hay ya una larga lista de micros, y eso es fantástico.
EliminarLa verdad es que colaborar con Sara Lew es especial, el resultado está a la vista. Gracias por dejar un comentario siempre es enriquecedor y motivador.
Un abrazo para ti también,y que sigas ilustrándonos en triple c para que te sigamos sorprendiendo con las letras.
Un saludo.
Sin duda una historia conmovedora que con la ilustración culmina la expectativa buscada.
ResponderEliminarHa sido un placer llegar hasta aquí, quizás la nube de tu relatos me ha guiado. Saludos desde Tenerife y espero seguir leyendo lo que cuentas. te invito a mi espacio cuando gustes.
http://gofioconmiel.blogspot.com.es/
Se bienvenida. Es todo un lujo de palabras las que hilas con clase. Me he paseado por tu blog y me resulta interesante. Te añadiré como seguidor. Nos vamos viendo.
EliminarSaludos cordiales
Ahora ya están todos, emotivo texto. Un abrazo
ResponderEliminarEscueto y claro, mejor así. Me es grato verte por aquí. Tengo que decirte que tus textos son una delicia, aprendo a ver, a sentir y a conmoverme. Eres todo un poeta. Nos seguimos leyendo.
EliminarSaludos cordiales.
Enhorabuena a ambos, a Sara y a ti. El dibujo de ella es muy dulce, lo mismo que tu micro. La ternura siempre es un plus, pues no es fácil expresarla tal cual, sin ñoñerías, y tú lo has conseguido.
ResponderEliminarUn placer conocerte y quedarme a tu lado.
Un abrazo.
Bueno, me quedo sin palabras. ¿Qué te digo ahora? Nada sabel que me he quedado en blanco...
EliminarBienvenida.
Saludos
Me ha gustado mucho la sensibilidad de sus letras...
ResponderEliminarLa dulce inocencia de la visión de los niñ@s aleja mucha veces nuestros propios miedos... Y acuna con cariño esa ausencia de la que nos relatas...
Felicidades también a su ilustradora, sin duda es una perfecta combinación, de letras y dibujo.
Un abrazo azulado :)
Me encanta verte por aquí. La verdad es que ha sido un grato trabajo, Sara Lew es una muy buena colaboradora, capta al instante y hechiza. Yo estoy muy contento tanto que no me canso de mirar la imagen una y otra vez. Es estupenda.
EliminarQue gracias...
Saludos