La fotografía es de Jose Luís Rafael
Caracol
Simulé ser un caracol,
cada vez que salía de tu casa y a escondidas bajaba los peldaños escondiendo en
cada paso lo que habíamos hecho minutos atrás. Éramos niños, proclives a
desenlaces fortuitos, nunca hubo nada premeditado. Solo cuando llovía sacaba de
nuevos los cuernos, y me arrastraba con mi casita de caracol, hasta volver a
las andadas. Jugábamos a escondernos, a tirar por el desagüe lo que no
queríamos. Éramos inseparables. Lentos en nuestros actos. Nunca supo nadie
porque desaparecían los niños del bloque. Mi madre siempre sufrió los embozos.
Resplandor
Y la luz al final del
túnel me enseñaba el camino. Pero había que subir demasiadas escaleras. Con lo
bien que se está con la calorcita. El cielo puede esperar.
Análisis
cromático
Encargué a un pintor un
cuadro hace unos años. De él me atrajo
su parsimonia a la hora de plasmar en cada trazo matices de mi personalidad. Se
sentaba frente a su cliente y absorbía cada rasgo de carácter, haciéndote
preguntas sobre tus preferencias. Era un lobo al acecho, con ganas de
desentrañar lo más profundo de cada uno,
de sacar esa parte escondida, donde habitan las cosas que no queremos enseñar. A
mí me dijo que tenía cosas interesantes, que me iba a quedar pasmado al ver el
cuadro, guiado por mi forma y personalidad. Nunca entendí el porqué pintó una
escalera de caracol y lo tituló solo en casa.
Está bien que los vayas publicando aquí: son tuyos, yo sólo me aprovecho.
ResponderEliminarGracias, Luisa